A pesar de la entrada en vigor de las nuevas disposiciones laborales que exigen el uso de sillas para el descanso de los trabajadores (conocida popularmente como la "Ley Silla"), en la ciudad de Torreón continúa la incertidumbre.
Tanto la ciudadanía como el sector empresarial se cuestionan cómo se aplicará esta norma en puestos que, por su naturaleza, requieren actividad física constante o atención de pie.
La medida busca garantizar el descanso periódico durante la jornada laboral, pero su implementación práctica está generando un debate sobre la logística y la operatividad en diversos giros comerciales e industriales.
Ciudadanos cuestionan viabilidad en oficios operativos
Para gran parte de la fuerza laboral, la idea de tener una silla disponible en todo momento choca con la realidad de sus oficios. Don Chuy, ciudadano entrevistado, señaló que la medida no parece lógica para todas las profesiones.
"Para todos no, porque a veces no puede estar uno sentado, tiene que estar uno parado haciendo su trabajo. Pos, si son de mecánicos, tienen que andar sobre los motores y todo eso", comentó.
El reto para los empresarios: Reestructuración y costos
El sector comercial enfrenta un desafío doble: la logística de espacio y la adquisición del mobiliario específico que marca la ley. Los empresarios han señalado que es complicado mantener a todo el personal sentado, especialmente en áreas de servicio al cliente donde la dinámica es rápida.
Eduardo Nieto, comerciante de la localidad, explicó las dificultades técnicas para cumplir con la normativa:
"Se tiene que cumplir tal cual se tiene que dar. Los horarios, se tiene que dar el tipo de silla que se pide. Aparte del tema, lo más difícil para nosotros es conseguir ese tipo de silla. Tiene varias adecuaciones que se tienen que hacer, pero se tienen que hacer".
Buscan equilibrio entre ley y productividad
Ante este escenario, los empresarios de La Laguna han manifestado que, si bien acatarán la ley para evitar sanciones, buscarán estrategias de reestructuración laboral. El objetivo es cumplir con el derecho al descanso de los colaboradores sin que esto sacrifique la producción ni la efectividad en la atención al cliente, un balance que aún están tratando de definir.
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