En la inmensidad del cosmos, pocos fenómenos logran capturar la imaginación colectiva como el Cometa Halley. No es el más grande ni el más brillante, pero es el único cometa periódico visible a simple vista que puede aparecer dos veces en la vida de una persona. Con un ciclo de 75 a 76 años, su paso es un evento generacional; un “reloj cósmico” que conecta nuestro presente con el pasado y el futuro.
Su última aparición, en 1986, marcó a millones de personas. La próxima, prevista para 2061, ya genera expectación. Pero, ¿qué hace a este viajero helado tan especial?
¿Qué es exactamente el Cometa Halley?
El Halley es, en esencia, una “cápsula del tiempo”. Como la mayoría de los cometas, está compuesto por una mezcla de hielo, polvo y roca, vestigios de la formación de nuestro sistema solar. Cuando su órbita lo acerca al Sol, el calor provoca que sus hielos se sublimen (pasen de sólido a gas), liberando una enorme cantidad de gas y partículas de polvo. Esta nube refleja la luz solar, creando la espectacular y brillante cola que lo hace famoso.
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Un visitante observado por milenios
Aunque el cometa lleva el nombre del astrónomo inglés Edmond Halley, quien en el siglo XVIII calculó su órbita y predijo correctamente su regreso, la humanidad ha observado al Halley durante más de dos milenios. Diferentes civilizaciones, desde los chinos hasta los babilonios, lo registraron en sus crónicas, a menudo viéndolo como un presagio celestial que anunciaba grandes cambios.
Fue la genialidad de Edmond Halley la que transformó al cometa de un mito a un objeto astronómico predecible, demostrando que este visitante no era un evento aislado, sino un miembro recurrente de nuestro vecindario solar.
@antoniomejia19 COMETA HALLEY🌌🌠 *1986* #cometahalley #1986 #soycreador #fyp ♬ sonido original - 🚦
¿Por qué su ciclo es de 76 años?
La órbita del Cometa Halley es altamente elíptica. Pasa la mayor parte de su tiempo en los confines helados del sistema solar, mucho más allá de la órbita de Neptuno. Sin embargo, cada 75 o 76 años, la gravedad lo trae de vuelta hacia el interior, dándonos un breve pero espectacular vistazo antes de que vuelva a alejarse en su largo viaje.
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El legado visible del Halley: Las lluvias de estrellas
Aunque el cometa esté ahora mismo a miles de millones de kilómetros de distancia, su influencia se siente en la Tierra. En su recorrido, el Halley deja un rastro de escombros cósmicos. Nuestro planeta cruza esta corriente de polvo dos veces al año, lo que provoca dos famosas lluvias de meteoros: las Eta Acuáridas en mayo y las Oriónidas en octubre. Cada “estrella fugaz” que vemos en esas noches, como las que alcanzan su máximo esta semana, es en realidad un pequeño fragmento del Cometa Halley desintegrándose en nuestra atmósfera.
La gran cita: 2061
Mientras su “legado” nos da un espectáculo anual, la verdadera cita es en 2061. Para quienes lo vieron en 1986, será un nostálgico reencuentro; para quienes nacieron después, será la primera oportunidad de presenciar el mismo fenómeno que asombró a sus padres y abuelos, conectándonos una vez más con la inmensa y puntual maquinaria del universo.
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