El caso de Angela Hammond es uno de los más desconcertantes y trágicos de las desapariciones sin resolver en Estados Unidos. En la noche del 4 de abril de 1991, esta joven de 20 años, embarazada de cuatro meses, desapareció misteriosamente mientras hablaba con su prometido desde un teléfono público en Clinton, Missouri.
Angela había salido de casa para visitar a una amiga y, antes de regresar, se detuvo en una cabina telefónica en el centro del pueblo. Mientras conversaba con Rob Shafer, su prometido, le comentó que un hombre en una camioneta vieja de color verde o marrón claro estaba merodeando cerca. Instantes después, Rob escuchó un grito desgarrador a través del teléfono.
Shafer salió de inmediato en su coche a buscarla y logró cruzarse con una camioneta que coincidía con la descripción, iniciando una persecución que terminó cuando su vehículo se averió. Angela nunca volvió a ser vista.
A pesar de los esfuerzos de la policía y de la intensa cobertura mediática, nunca se encontró rastro de Angela Hammond, ni del hombre de la camioneta. Con el tiempo, surgieron teorías que vinculaban su desaparición con otros casos ocurridos en la misma región, pero ninguna llevó a una conclusión definitiva.
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Hoy, más de tres décadas después, el caso sigue abierto y figura entre los misterios criminales más impactantes de los años noventa, recordándonos lo efímero que puede ser el contacto humano en los momentos más cotidianos.
Amy Lynn Bradley, la joven que desapareció mientras viajaba con su familia por el Mar Caribe








