El caso de Elizabeth Diane Downs (nacida Frederickson) es uno de los crímenes más aberrantes y estudiados en la criminología estadounidense, al revelar la espeluznante motivación detrás de un intento de asesinato a sangre fría: el deseo de vivir una vida sin ataduras, junto a un hombre que no quería hijos.
El 19 de mayo de 1983, cerca de Springfield, Oregón, Diane Downs llevó a sus tres hijos en el coche. Lo que ocurrió después conmocionó al país, y la posterior investigación expuso una verdad escalofriante.
La historia falsa del “Hombre de Pelo Revuelto”
Diane Downs se presentó en un hospital con heridas de bala en el brazo, afirmando ser la víctima de un intento de robo de auto (carjacking) por parte de un “hombre de pelo revuelto” (bushy-haired stranger) que había disparado a sus tres hijos en el asiento trasero.
El ataque dejó a su hija Cheryl, de 7 años, muerta, y a sus otros dos hijos, Christy (8 años) y Danny (3 años), gravemente heridos.
Sin embargo, la policía pronto encontró inconsistencias en la versión de Diane: Conducta fría, ya que el personal del hospital notó que Diane parecía extrañamente tranquila y preocupada por el estado de su automóvil, no por sus hijos.
La hija mayor, Christy, que sobrevivió al ataque, tuvo una aceleración del ritmo cardíaco cada vez que su madre entraba a la habitación, un indicio clave que alertó a los investigadores.
La Verdad Revelada: Asesinato por Despecho
Nueve meses después del tiroteo, la policía arrestó a Diane Downs. La investigación concluyó que fue ella quien disparó a sus hijos con una pistola calibre .22, un arma de la que se sabía que ella tenía una similar.
El motivo, según la fiscalía, fue la obsesión de Diane por un hombre casado en Arizona. Este hombre, supuestamente, le había dejado claro que no quería tener hijos en su vida. Para eliminar los obstáculos y estar con él, Diane planeó y ejecutó el ataque, simulando ser una víctima.
El testimonio más crucial vino de su hija Christy Downs, quien, tras recuperarse de sus heridas (aunque con secuelas como dificultad para hablar), testificó en el juicio, señalando directamente a su madre: “Mamá lo hizo”.
Condena y actualidad
En 1984, Diane Downs fue declarada culpable de asesinato (de su hija Cheryl) y doble intento de asesinato y agresión criminal contra sus otros dos hijos. Fue sentenciada a cadena perpetua más cincuenta años, con la condición de servir al menos 25 años antes de optar a la libertad condicional.
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A pesar de su condena, Downs ha mantenido su inocencia. Ha sido diagnosticada por psiquiatras con trastornos de personalidad narcisista, histriónico y antisocial. Le han negado repetidamente la libertad condicional (en 2008, 2010 y 2020), y la Junta de Libertad Condicional ha manifestado que no consideran que esté rehabilitada.
Sus dos hijos sobrevivientes, Christy y Danny, fueron adoptados posteriormente por el fiscal principal del caso, Fred Hugi, y su esposa.
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