El terror detrás de El Exorcismo de Emily Rose (2005) va mucho más allá de la pantalla. La película, dirigida por Scott Derrickson, está basada en un estremecedor caso real ocurrido en Alemania durante la década de los 70: la historia de Anneliese Michel, una joven cuya lucha entre la fe, la ciencia y la superstición terminó en tragedia.

Anneliese Michel nació en 1952 en Baviera, en una familia profundamente católica. A los 16 años comenzó a sufrir ataques epilépticos y, con el tiempo, fue diagnosticada con epilepsia del lóbulo temporal. Sin embargo, sus síntomas fueron más allá de lo médico: aseguraba escuchar voces demoníacas y ver rostros deformes cuando rezaba.

A medida que su salud mental empeoraba, ni los tratamientos psiquiátricos ni la medicación lograron mejorar su estado.

Convencidos de que estaba poseída, sus padres recurrieron a la Iglesia. En 1975, tras la aprobación del obispo local, dos sacerdotes iniciaron una serie de 67 exorcismos documentados, que se extendieron por más de 10 meses. Durante las sesiones, Anneliese hablaba con diferentes voces y mencionaba nombres de supuestos demonios, entre ellos Lucifer, Judas y Nerón.

El 1 de julio de 1976, Anneliese Michel murió de desnutrición y deshidratación, con apenas 23 años. Su peso era de solo 30 kilos. El caso causó conmoción internacional y llevó a juicio a sus padres y a los sacerdotes por negligencia y homicidio involuntario. Fueron declarados culpables, aunque recibieron penas leves.

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La cinta El Exorcismo de Emily Rose toma esta historia como punto de partida, mezclando horror sobrenatural y drama judicial. Más allá del terror, la historia de Anneliese Michel sigue siendo un símbolo del conflicto entre la fe y la ciencia, y una advertencia sobre los límites de la creencia.

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