Así fue el último concierto de Ozzy Osbourne en su despedida de los escenarios

“Hoy el rock ha muerto”, dicen miles de voces alrededor del mundo. Y no es una exageración. Este 22 de julio, Ozzy Osbourne, el Príncipe de las Tinieblas, ha fallecido, dejando un hueco imposible de llenar en la historia de la música. Con él se cierra un capítulo legendario: el del nacimiento y apogeo del heavy metal.

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Pero, como si lo hubiese sabido, Ozzy ya se había despedido de su gente. Lo hizo el pasado 5 de julio en Birmingham, su tierra natal, durante el concierto “Back to the Beginning”.

Más que un espectáculo, fue un funeral en vida, una despedida cuidadosamente orquestada por quien lo dio todo sobre un escenario, incluso cuando su cuerpo ya no le respondía.

Ozzy, afectado por el Parkinson y otros males que lo mantenían sin poder caminar, apareció sentado en un trono con forma de murciélago, símbolo perfecto de lo que siempre fue: oscuro, imponente, eterno. Cada palabra que cantó, cada mirada al público, fue una última carta de amor al rock y a quienes lo acompañaron durante más de cinco décadas.

El concierto reunió a leyendas como Metallica, Slayer, Pantera, Tool y Guns N’ Roses. Pero no era solo un homenaje, era un velorio anticipado. Tom Morello, quien dirigió musicalmente la noche, lo dijo sin decirlo: “Estamos aquí para despedirnos del hombre que lo empezó todo”.

Con Black Sabbath, Ozzy cambió el rumbo del rock. Lo llenó de oscuridad, de profundidad, de brutalidad emocional. Su vida fue una montaña rusa de excesos, redención y eternos regresos. Se convirtió en una figura casi mitológica, un sobreviviente de su propio infierno personal. Y justo cuando más vulnerable se le veía, se despidió con un rugido que quedará para siempre grabado en la memoria colectiva.

Con más de 45,000 asistentes en Villa Park, millones más conectados vía streaming y una futura película titulada “Back to the Beginning: Ozzy’s Final Bow”, la última función de Ozzy Osbourne no fue una simple despedida: fue una consagración.

Hoy, el mundo del rock llora. Y aunque su música vivirá para siempre, el hombre que le dio rostro, voz y alma al heavy metal ya descansa en paz.

Descansa, Ozzy. El trono es tuyo por la eternidad.

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