El mercado de vehículos usados ofrece una alternativa económica, pero trae consigo una pregunta esencial que define el riesgo de la inversión: ¿Existe un kilometraje máximo a partir del cual un automóvil ya no es recomendable comprar?

Si bien la respuesta no es un número único, los expertos en mecánica y ventas automotrices coinciden en que superar ciertas marcas de distancia recorrida aumenta significativamente la probabilidad de fallas costosas en el motor, la transmisión y los componentes eléctricos.

La decisión de comprar un coche usado debe basarse en un equilibrio entre la edad, el kilometraje y, lo más importante, el historial de mantenimiento documentado.

¿Cuál es el kilometraje límite que recomiendan los expertos para un coche usado?

Aunque varía según el modelo, la mayoría de los expertos en el sector automotriz desaconsejan comprar vehículos que superen los 150,000 a 200,000 kilómetros. Este rango se considera un punto de inflexión. Al acercarse o superar los 200,000 km, es probable que el coche requiera reparaciones mayores, como el reemplazo de la junta de la cabeza del motor, la bomba de agua, o el servicio completo de la transmisión, lo que eleva el costo total de la propiedad.

¿Qué es más importante, el kilometraje o el año de fabricación del coche?

En la práctica, ambos son cruciales, pero el mantenimiento es el factor decisivo. Un coche de 5 años con 150,000 km (alto kilometraje) puede estar mejor que un coche de 15 años con solo 80,000 km (bajo kilometraje).

Los vehículos que pasan mucho tiempo parados o que no reciben cambios de aceite oportunos sufren desgaste en sellos y juntas. Los expertos recomiendan buscar un historial de servicio completo que demuestre que el coche ha recibido el mantenimiento preventivo según las especificaciones del fabricante, sin importar si tiene 80,000 o 150,000 km.

¿Qué componentes suelen fallar después de los 150,000 km?

Alrededor de la marca de 150,000 km (o 100,000 millas), los compradores deben estar preparados para reemplazar componentes que sufren desgaste por fricción y calor.

Estos incluyen: la bomba de combustible, el sistema de suspensión (amortiguadores y bushings), la banda de distribución (o cadena de tiempo, crucial para el motor), y los sensores electrónicos (como el sensor de oxígeno o MAF). Estos reemplazos, si no se han hecho, pueden sumar rápidamente miles de pesos/dólares a la inversión inicial.

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