The Chair Company, la nueva serie de los creadores Tim Robinson (quien también protagoniza) y Zach Kanin, ha irrumpido en el panorama televisivo como una obra de comedia negra atípica y profundamente adictiva. Lejos de las fórmulas convencionales, la serie se sumerge en el territorio del thriller de conspiración para explorar cómo una obsesión trivial puede llevar a un hombre a abandonar su cordura.

La clave de su éxito reside en el brillante desequilibrio tonal entre una narrativa seria y un protagonista absolutamente desquiciado.

La trama sigue a Ron Trosper (Tim Robinson), un ejecutivo cuya vida profesional y personal parecía bien encaminada. Todo cambia durante una presentación corporativa: la silla sobre la que se sienta se rompe aparatosamente bajo su peso, en presencia de sus compañeros y superiores.

Este incidente, en apariencia menor, desencadena una espiral de paranoia. Ron se siente terriblemente humillado y se convence de que la culpa no es suya, sino del producto defectuoso. Su obsesión por conseguir una disculpa del fabricante de la silla lo lleva a:

Al intentar contactar con la compañía ("The Chair Company"), Ron encuentra emails desactivados y números de teléfono que conducen a callejones sin salida.

En lugar de asumir que se trata de una empresa de baja calidad o dropshipping (lo más lógico), Ron se sumerge en la creencia de que la compañía esconde un terrible y oscuro secreto y que él ha tropezado con la pista accidentalmente.

La genialidad narrativa de Robinson y Kanin (guionistas de Saturday Night Live y creadores de I Think You Should Leave) radica en el uso audaz de los contrastes.

Toda la serie, desde la música, la iluminación y la cinematografía, remite a un drama serio. Los personajes secundarios lidian con problemas de la vida real como alcoholismo, crisis de pareja o desencuentros laborales, creando un ambiente de tensión y seriedad.

En medio de este drama verosímil, la interpretación de Ron Trosper por Robinson es la de un completo maniaco, histriónico y caricaturesco. Este desquiciamiento es el arma principal de la comedia negra, creando un desajuste hilarante y tenso a la vez.

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A medida que Ron se adentra en su obsesión, el mundo de la serie se vuelve más raro, con personajes casi tan desquiciados como él. La serie se zambulle en el surrealismo, con momentos que recuerdan a la obra de David Lynch, mientras Ron teje una red de mentiras cada vez más compleja para ocultar la atención que le resta a su trabajo y a su familia.

The Chair Company es un ejercicio de malabarismo entre el humor absurdo y la sátira social, ofreciendo una visión refrescante y audaz sobre cómo la obsesión, no importa lo trivial de su origen, puede destruir la vida moderna.

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