El debate ha durado décadas, pero para millones de cinéfilos alrededor del mundo, la respuesta es clara y Duro de Matar (Die Hard, 1988) no es solo una película de acción; es una película de Navidad esencial.

Esta obra maestra dirigida por John McTiernan y protagonizada por Bruce Willis como el policía neoyorquino John McClane, que se enfrenta a terroristas en la torre Nakatomi Plaza, está tan intrínsecamente ligada a la temporada festiva como el propio Papá Noel... solo que con más explosiones.

¿Qué hace a Duro de Matar Navideña?

La trama de Duro de Matar no podría existir sin la Navidad. El contexto festivo es el motor de toda la acción:

Ambientación Festiva: La película se desarrolla en la víspera de Navidad en Los Ángeles. John McClane está allí para reconciliarse con su esposa, Holly Gennaro, en la fiesta de Navidad de su trabajo en Nakatomi Plaza.

Motivos Navideños: Desde los villancicos que suenan al inicio, la nieve artificial, hasta el regalo de Navidad que McClane lleva a su esposa, cada elemento de la trama utiliza la Navidad como su telón de fondo.

La Música: El icónico tema de la película, aunque intenso, tiene matices de campanas y orquestación que se sienten sorprendentemente festivos. Además, la canción “Let It Snow” suena durante el épico clímax.

Un John McClane como Santa Claus no convencional
John McClane, el héroe reacio, se convierte en una especie de Santa Claus de la acción:
El Héroe que Llega a Salvar el Día: McClane irrumpe en un edificio sitiado para rescatar a su “familia” (incluida su esposa) de los “Grinch” terroristas, liderados por el memorable Hans Gruber (Alan Rickman).

Vestimenta: Aunque termina cubierto de sangre y suciedad, comienza el día con un atuendo festivo (o al menos, con un regalo). El contraste entre la inocencia navideña y la brutalidad de la acción es lo que hace que la película funcione.

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