Estrenada en 2009 y dirigida por Vincenzo Natali, Splice: Experimento mortal es mucho más que una simple película de monstruos. Es un thriller psicológico y una escalofriante fábula de ciencia ficción que explora los límites de la ética científica, la moralidad y la naturaleza humana. Protagonizada por Adrien Brody y Sarah Polley, la cinta se ha consolidado como una obra de culto que deja una marca imborrable en quien la ve.
La ambición de crear vida
La historia nos presenta a Clive y Elsa, dos brillantes y rebeldes ingenieros genéticos que han tenido éxito creando nuevas especies híbridas para una compañía farmacéutica. Impulsados por la ambición y la curiosidad científica, deciden ir un paso más allá, desafiando las prohibiciones legales y éticas: deciden empalmar ("splice") ADN humano en uno de sus experimentos.
El resultado es el nacimiento de una nueva forma de vida, una criatura hembra, extraña y vulnerable, a la que bautizan como “Dren”.
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De milagro científico a pesadilla doméstica
Lo que hace a Splice tan aterradora no es el monstruo, sino la relación que se desarrolla. Clive y Elsa ocultan a Dren y la crían en secreto, asumiendo roles de padres. Lo que comienza como un estudio científico se transforma rápidamente en un retorcido drama familiar.
La película explora de manera magistral cómo la criatura, que crece a un ritmo acelerado, se convierte en un espejo de las propias frustraciones, traumas y deseos reprimidos de sus creadores. Dren evoluciona de una criatura frágil a un ser inteligente, curioso y, finalmente, peligroso, desarrollando una compleja y perturbadora sexualidad que pone a prueba los límites de sus “padres”.
Un legado de terror y tabú
Splice es una obra maestra del “body horror”, pero su verdadero poder reside en el terror psicológico. La película no se apoya en sustos fáciles, sino en una atmósfera de tensión creciente y en la transgresión de tabúes que nos hacen sentir incómodos. Es una historia sobre la soberbia científica, la paternidad disfuncional y las consecuencias impredecibles de crear vida sin entender la responsabilidad que ello conlleva.
Con un diseño de criatura inolvidable y un final tan oscuro como impactante, Splice sigue siendo una de las películas de ciencia ficción y terror más inteligentes y perturbadoras del siglo XXI.
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