Descubre la escalofriante historia de Lauro Ángel Gómez Jáquez, el joven que asesinó a su familia en la exclusiva colonia Campestre La Rosita, de Torreón, en 1995.
Este 19 de noviembre de 2025 se cumplen 30 años de uno de los sucesos más oscuros y trágicos que ha marcado la historia reciente de Torreón, Coahuila. Hablamos del infame caso de Lauro Ángel Gómez Jáquez, conocido popularmente como “El Ángel de la Muerte de Torreón”, un crimen familiar que, a tres décadas de distancia, sigue generando debate e intriga.
A continuación, recordamos los detalles de aquel fatídico domingo de 1995 que puso el nombre de la Comarca Lagunera en el mapa de los crímenes más impactantes de México.
El crimen en Campestre La Rosita: La noche del 19 de noviembre de 1995
El escenario fue un domicilio ubicado en la colonia Campestre La Rosita de Torreón. La familia Gómez Jáquez, aparentemente normal y acomodada, fue masacrada en su propia casa durante la tarde-noche de aquel domingo.
Las víctimas fueron:
- Lauro Gómez Jiménez (Padre, 48 años)
- Ángeles Jáquez (Madre, 37 años)
- Cristian Gómez Jáquez (Hermano menor, 12 años)
Los cuerpos fueron descubiertos alrededor de las 21:30 horas por la hija mayor de la familia, Jaqueline, quien regresaba a casa tras haber asistido al cine con amigas, un hallazgo que la dejó en estado de shock.
La escena del crimen
Los tres cuerpos presentaban impactos de bala y fueron encontrados en diferentes puntos de la casa: los padres en las recámaras y el menor en la planta baja, cerca de la escalera. Las primeras investigaciones de la policía descartaron un asalto, pues no había signos de violencia en las entradas ni grandes faltantes de valor, lo que inmediatamente dirigió las miradas hacia el único miembro restante de la familia: Lauro Ángel Gómez Jáquez.
La fuga a Monterrey y San Luis Potosí
Lauro Ángel, de 19 años en ese entonces, fue el gran ausente. Horas después del triple asesinato, el joven acudió a casa de su novia, Karla Marisol, y la invitó a un repentino viaje fuera de la ciudad.
Ambos huyeron a bordo de un automóvil Cutlass blanco (propiedad de la madre de Lauro), llevando consigo dinero, joyas, ropa y pistolas pertenecientes a su padre. La pareja se dirigió primero a Monterrey y luego a San Luis Potosí, donde se hospedaron en el Hotel Howard Johnson.
Fue una llamada de Karla a sus padres en Torreón la que alertó a las autoridades sobre su paradero.
El rifle calibre 22 y la confesión
La policía ministerial dio con la pareja en San Luis Potosí. El arma homicida, según los casquillos encontrados, fue un rifle calibre 22 propiedad del padre, que Lauro había llevado consigo junto con otras armas.
Escoltados por la policía, Lauro y Karla regresaron a Torreón. Aunque inicialmente negó los hechos ante la ley, Lauro terminó por confesar a las autoridades haber disparado a su familia tras una discusión con su padre.
“Sólo se me aparece la imagen de mi hermanito tirado en la escalera, lleno de sangre. No puede ser cierto todo esto (...) Estoy muy arrepentido, no recuerdo casi nada,” declaró el joven en ese momento.
A pesar de que Lauro intentó alegar problemas mentales, se le dictó formal prisión por el homicidio de sus padres y hermano, al existir pruebas suficientes para inculparlo.
El impacto de este caso fue tan brutal que Lauro Ángel Gómez Jáquez fue apodado por los medios como “El Ángel de la Muerte de Torreón”.
El crimen fue ampliamente asociado con el infame caso de Ronald DeFeo Jr., quien en 1974 asesinó a seis miembros de su familia en la famosa casa de Amityville, Nueva York. Esta similitud siniestra contribuyó a que, con el tiempo, surgieran y cobraran fuerza leyendas urbanas de tinte paranormal en torno a la casa de Campestre La Rosita.
Video de batalla con arcos y flechas en Papúa Nueva Guinea se hace viral








