Koko, un gorila occidental de las tierras bajas, se convirtió en un fenómeno mundial al demostrar una sorprendente capacidad de comunicación con los humanos a través del lengua de señas.

Nacida en 1971 en el zoológico de San Francisco, Koko fue entrenada por la psicóloga Dr. Francine “Penny” Patterson, quien documentó su progreso durante décadas.

Gracias a su aprendizaje, Koko expresaba emociones complejas, pedía comida, jugaba con juguetes e incluso mostró sentimientos de tristeza y alegría, lo que desafió la percepción tradicional sobre la inteligencia animal. Su historia inspiró libros, documentales y estudios científicos sobre la cognición y el comportamiento de los grandes simios.

Koko no solo dejó una huella en la ciencia, sino también en la conciencia pública sobre la importancia de la protección y bienestar de los animales. Su legado sigue vivo como ejemplo de que la comunicación entre especies es posible y que los gorilas poseen emociones y entendimiento más profundos de lo que se creía.

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