En esta temporada navideña, los juguetes tradicionales como el trompo, el yoyo y el balero enfrentan una dura batalla contra la tecnología y los artículos electrónicos. Mientras ciudadanos como Carlos Hernández señalan que los niños de hoy prefieren objetos con luces y materiales de plástico, existen voces como la de Yolanda Berastegi que defienden la permanencia de estos clásicos por ser artículos resistentes e “indestructibles”. A pesar de que la tendencia actual se inclina hacia las pantallas y figuras interactivas, el juguete artesanal de madera sobrevive gracias a quienes buscan mantener vivas las tradiciones y el valor de lo natural frente a la obsolescencia de los dispositivos modernos.
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