Hasta el 2020, en Coahuila existían aproximadamente 1,700 adultos mayores viviendo en situación precaria y abandono por parte de sus familias. A pesar de contar con el Instituto Coahuilense de las Personas Adultas Mayores (ICPAM), cuya misión formal es mejorar la calidad de vida y garantizar la plena participación de los adultos mayores en la vida económica, política, cultural y social del estado, la realidad evidencia grandes carencias.
Para el 2025, el presupuesto destinado al instituto es de apenas 3,932,713.70 pesos, cifra ínfima si se compara con los 6,907,744,105.82 pesos asignados a la deuda pública, según se detalla en el portal de egresos del estado. Esta disparidad pone en desventaja a uno de los grupos más vulnerables de la población.
La situación se agrava por la centralización del ICPAM en Saltillo, lo que limita el acceso a programas y servicios para adultos mayores en municipios del interior del estado. Bajo la titularidad de la Lic. Ma. Antonieta González Ferriño, el instituto perteneciente al gobierno del estado, parece más simbólico que efectivo para quienes más necesitan apoyo.
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Y es que sin un presupuesto adecuado la institución no cumple con su objetivo de garantizar una vejez digna para los coahuilenses. Mientras tanto, miles de adultos mayores siguen enfrentando abandono, precariedad y falta de oportunidades, a pesar de las promesas institucionales.
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