La temporada 2025 de la NFL está siendo una prueba de fuego para Josh Allen y los Buffalo Bills. A pesar de mostrar destellos de brillantez que recuerdan por qué es uno de los mejores mariscales de campo de la liga, la inconsistencia se ha convertido en el rival más difícil de vencer. La reciente caída ante los Houston Texans en la Semana 12 no solo dejó un marcador adverso de 19-23, sino que expuso las grietas ofensivas de un equipo que, con un récord de 7-4, ve cómo se complica su dominio en la AFC Este.
Una noche para el olvido en Houston
El encuentro del jueves por la noche fue, estadísticamente, uno de los más duros en la carrera de Allen. La defensa de los Texans logró lo que pocos han podido: capturarlo en ocho ocasiones, una cifra récord personal que limitó drásticamente su capacidad de extender jugadas. Aunque el mariscal intentó una remontada heroica en los minutos finales, una intercepción en la zona roja con menos de medio minuto en el reloj selló el destino del partido.
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Este patrón de errores en momentos cumbre ha sido recurrente en las cuatro derrotas de los Bills este año. Ya sea contra los Miami Dolphins o los New England Patriots, las entregas de balón y la falta de protección en la bolsa han sido los denominadores comunes que frenan el avance del equipo.
Inconsistencia que preocupa a la afición
Lo desconcertante para los seguidores de Buffalo es la volatilidad del rendimiento. Apenas una semana antes, Allen había deslumbrado con seis touchdowns totales en una victoria dominante sobre Tampa Bay, reavivando las conversaciones sobre su candidatura al MVP. Sin embargo, actuaciones como la de Houston, donde la ofensiva se estanca y depende excesivamente de genialidades individuales, generan dudas sobre las aspiraciones reales de Super Bowl.
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El panorama rumbo a los playoffs
Con un récord de 7-4, los Bills siguen en puestos de postemporada, pero el margen de error se reduce. La derrota ante un rival directo de la conferencia como Houston podría tener implicaciones graves en los criterios de desempate. Para las semanas restantes, la prioridad será ajustar la línea ofensiva para evitar que su mariscal estrella siga recibiendo tanto castigo y recuperar la disciplina en el cuidado del balón que mostraron al inicio del calendario.
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